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¡Auxilio! ¡Mi hijo quiere ponerse un tatuaje!


¡Auxilio! ¡Mi hijo quiere ponerse un tatuaje!

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La adolescencia es un tiempo de crecimiento y de grandes cambios tanto internos como externos que no se transitan sin dolor. Es un pasaje de la niñez a la vida adulta: del mundo infantil de dependencia con los padres a una vida de la cual deberán hacerse responsable y ocupar un lugar en la sociedad como adultos. Es una reconfiguración global de la vida mental, una reorganización de hábitos y de estilos de aprendizaje, gustos, preferencias e intereses, de valores y creencias, roles e identificaciones sociales.

Se activa la pregunta respecto de la propia identidad ¿quién soy? Emprender esta búsqueda, lo impulsa a salir del hogar, del ámbito de lo conocido e ir al encuentro de los semejantes con quienes puede sentirse en comunidad.

Comienza a organizar su contacto con el mundo de maneras nuevas y más personales, algunas de ellas como los tatuajes y piercings.

En general, los humanos buscamos distinguirnos unos de otros, para ello nos vestimos y peinamos de forma distinta o nos adornamos en formas muy particulares. A la vez esta distinción puede estar encaminada a identificarnos con un grupo al que nos sentimos próximos en ideología o por la moda.

Estos, pueden interpretarse como una forma de comunicación, de expresión de su identidad o de expresión del culto al cuerpo, lo que en la actualidad se conoce como “body art”.

Para aliviar la intensidad de esta transformación, los jóvenes buscan estar entre pares, ya sea por un interés en común (música, vestimenta, ideas políticas, etc.) o simplemente por la imperiosa necesidad de compartir sus sueños, sus ideales, su sensación de vacío, su melancolía, sus pensamientos acerca de la muerte, sus fantasías catastróficas respecto al futuro, sus odios y resentimientos frente a una sociedad de adultos que – dicen ellos – no los comprende y no los acepta.

El adolescente en búsqueda de su identidad usa el tatuaje como una forma de expresión a través de una imagen grabada en su cuerpo, representando así también su manera de igualarse a sus pares y diferenciarse de todos.

Es como si dijera: “con esta marca soy yo, para siempre y con mi grupo, fuera de la familia” es una forma de comunicar lo que el es al mundo, y sentir que pertenece a sus pares.

Existen dos motivaciones dominantes para la práctica del tatuaje: la identidad y los diversos duelos que se atraviesan en la vida.

El tatuaje no se inscribe en las modas pasajeras, ya que dura para toda la vida. Además se ha transformado en una nueva modalidad de arte. Está asociado con la adolescencia porque es la etapa de la rebeldía, donde se pugna por encontrar nuevas formas de identificarse y de diferenciarse de sus progenitores. El tatuaje proporciona un sentimiento de identidad nuevo. Por otra parte, conjuntamente con los piercings y las cirugías plásticas, es una forma de canalizar las inquietudes a través del cuerpo.

En esta sociedad de consumo, el tatuaje puede llegar a convertirse en una adicción similar al consumo de drogas.

En lo psicológico, el tatuaje cumple una función reparadora de algún aspecto faltante, puede compensar situaciones de pérdida, tanto de un ser querido como de aspiraciones no cumplidas. También puede ser un medio para expresar afectos y regular tensiones internas. Si bien está asociado a un sentimiento de permanencia, en la actualidad existen técnicas para su remoción, lo que permite desprenderse de él cuando la situación original ya no tiene vigencia.

Ya que hay que pensar, que los tatuajes, al ser realizados con agujas, pueden llegar a transmitir hepatitis A o B, al igual que el virus del SIDA. Lo cual ocurre en contadas ocasiones cuando la persona que realiza los tatuajes no tiene los implementos de esterilización o el manejo prolijo de los instrumentos a utilizar.

Aparte que se pueden llegar a producir infecciones cutáneas bastante severas, si no se tiene el cuidado necesario y mínimo al momento de realizar los tatuajes. Lo que sí no se puede dejar de pedir al tatuador, es el hecho que utilice guantes de látex, cada vez que realice los tatuajes. Guantes que deben ser utilizados solamente una vez por cada tatuaje realizado.

Asimismo, si uno observa en él algún corte o herida pedirle que se la cubra. En aquel caso, lo más prudente, es no realizarse ningún tatuaje y esperar que el tatuador sane o buscarse otro local habilitado para realizar tatuajes.

Antiguamente, en América del Norte se asoció el tatuaje con prácticas religiosas y mágicas, era un rito simbólico y una marca única que permitiría que el alma superara los obstáculos en su camino a la muerte. El tatuaje era una práctica común entre los nativos de América Central, los nativos tatuaban en sus cuerpos imágenes de dioses.

Platícalo con tus papás, de preferencia antes de ponértelo. Diles las razones por las que quieres hacerlo. A ver si los convences, seguro se van a enojar menos que si un día llegas con el trabajito ya hecho.

No dejes que nadie te presione, hazlo porque estás convencido. No lo decidas cuando estés súper triste o durante una jarra, así de: “Nos acabamos esta botella y nos hacemos todos un tatuaje, ¿va?”

Asegúrate de que la persona que te lo haga sea profesional, o sea que esteriliza el equipo en autoclave (esterilizador con base en e vapor y la presión) y las agujas están cerradas y nuevas. Checa si se lava las manos antes de empezar y si usa guantes esterilizados. Debe tirar la tinta que le queda después de cada paciente, usar tinta vegetal, no como a de las plumas de escribir, te debe dar instrucciones escritas sobre lo que tienes que hacer después y, por último, revisa que tenga un permiso de la Secretaría de Salud colgado y a la vista. Sólo los profesionales se registran, y más profesional será si rechaza trabajar con menores de 18 años sin el permiso de sus papás.

Los tatuajes en sí son una forma de identidad de los chavos. Por eso, no deben ser tan castigados. Pero ¡ojo!, tener un tatuaje requiere madurez y decisión. Necesita de tiempo para pensar si eso es lo que realmente se quiere.

¡Me encantaría escuchar lo que tú piensas!

Escríbeme a contacto@anaarizti.com

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